No es fácil delimitar el concepto porque agrupa modelos teóricos, técnicas terapéuticas y ámbitos de intervención distintos. Las características o aspectos comunes serían:
- El abordaje del estudio y del cambio del comportamiento humano desde una perspectiva psicológica a través del empleo del método experimental.
- El comportamiento humano se describe en gran medida como aprendido,por tanto puede ser modificado.
- Utilización de una metodología científica para la evaluación de la conducta, el diseño del tratamiento y la valoración de los resultados.
- Especificación de conductas anómalas objeto de tratamiento, tipo de intervención y los problemas objetivo.
- Se centra en los determinantes actuales más que en los históricos en las conductas anómalas.
- El tratamiento se evalúa a través del cambio de las conductas.
- Los objetivos, tratamiento y contexto de aplicación así como los métodos para evaluar su eficacia deben especificarse de forma objetiva, clara, precisa y estructurada.
Las definiciones se pueden clasificar en dos grupos:
- Doctrinal: identifican la modificación de conducta en unos principios teóricos básicos.
- Epistemológicos: resaltan los aspectos metodológicos.
Como ejemplo, escogeré la definición de Labrador[1] (1986, 1990):
“[…]aquella orientación teórica y metodológica, dirigida a la intervención que, basándose en los conocimientos de la psicología experimental, considera que las conductas normales y anormales están regidas por los mismos principios, que trata de desarrollar estos principios y aplicarlos a explicar conductas específicas y que utiliza procedimientos y técnicas que somete a evaluación objetiva y verificación empírica, para disminuir o eliminar conductas desadaptadas e instaurar o incrementar conductas adaptadas”.
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